Estamos donde estamos, es decir en la “capital”, centro y periferia, torre de babel y cuna del cheli. Madrid, ciudad de contrastes, donde vivo, muero y revivo.
Desde hace muchos años, como la mayoría de los madrileños, vivo aquí sin ser de aquí, me instalé por un tiempo y ya me quedé.
Se añoran otros sitios, pero cuando estás fuera un tiempo deseas volver y te das cuenta que eres ya más de aquí que de cualquier otro lugar.
A veces maldices estas prisas, este maremágnum de gente, el tener que contar con tanto tiempo para ir a cualquier sitio (malditas distancias…), que todo está a tope, pero, ¿y el anonimato tan relajante, hacer y deshacer a tu bola, vas y vienes sin tener que dar cuentas…, las posibilidades de ver lo que quieras, estrenos, museos, además de paseos relajantes por alguno de sus parques… En definitiva, el cielo y el infierno, así es, lo tienes todo y no tienes nada.