Eran las 8:00, no tenía nada de sueño, estaba contento, impaciente, emocionado, hoy me esperaba un gran día, iba a ir al parque de atracciones con mis amigos.
Me levanté de la cama a las 9:00 y desayuné, sólo tenía un pensamiento, un gran pensamiento “el día esperado ”. Al acabar el desayuno me duché, me lavé los dientes, me eché gomina y por último me eché colonia, algo fuera de mi rutina diaria. Salí escopetado de casa al parque de atracciones, al llegar estaban todos mis amigos deseosos de entrar y con cara de malos amigos, llegaba tarde. Al entrar sentí un impulso impresionante en mi cuerpo estaba a tope de adrenalina sólo de ver todas las atracciones, pero de repente sentí algo en mi cabeza, no me lo podía creer, estaba empezando a llover; el día, de un segundo a otro, se fue al garete, vaya contrariedad. Esperamos unos minutos, pero la lluvia arreciaba y arreciaba. Al final tuvieron que cerrar y nos devolvieron el dinero de las entradas.
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