Salobreña, por Fernando Pérez Guijarro

Imagen de Wikimedia.

Desde el castillo, ubicado en lo alto de la montaña, visualizando parte de la costa, se confunde el mar con el horizonte, viéndose por un lado el mar y por otro la montaña con la nieve en el invierno.

Las cuatro torres del castillo se componen de: la Torre del Homenaje, la Torre Nueva, la Torre del Polvorín y la Torre Vieja. Huelga decir que su construcción estuvo motivada por razones defensivas.

En la época Nazarí fue utilizado como prisión real y fueron varios los monarcas que estuvieron en prisión, como Mohammed VIII, Abu Nasr Sad y Muley Hacén.

Salobreña en su entorno es un pueblo que fue inexpugnable para ser conquistado, el centro histórico está formado por varios barrios (La Loma La Fuente y El Brocal entre otros), que conservan lugares asombrosos y con una estructura auténticamente medieval que te pierdes entre callejas, recodos, portones, pasadizos, etc.

Entre sus monumentos y enclaves más interesantes destacan el Castillo Árabe, la Iglesia Mudéjar del Rosario, la Torre del Brocal, la Bóveda de la Plaza, el Paseo de la Flores, los Miradores del Postigo y el Albaicín. Sin olvidar la Muestra de Arqueología de Salobreña, que resume la dilatada historia de la villa mediante maquetas, cerámicas, utillajes y expositores.

Visitar dando un agradable paseo por el Parque de La Fuente, con su estanque, jardines, pájaros tropicales y espacios de juego para niños, o el Peñón de Salobreña, necrópolis paleocristiana, en el Paseo Marítimo y desde el que se puede ver una bonita panorámica de la Costa Tropical y de la vega con Salobreña al frente. Es de gran interés la única Fábrica de Azúcar de caña en funcionamiento de Europa. Contiene un pequeño museo y una maqueta de todo el proceso de transformación de la caña.