miércoles, 26 de mayo de 2010

Going to London, por María Victoria Martínez López (Informática I A)


Imagen de Wikipedia.

Es un día lluvioso y el Big Ben marca las 9:00, nada más abrir los ojos me despierta el bullicio de la gente que sin detenerse va pisando firme en dirección al metro de Earl´Court, van trabajar y probablemente a esas majestuosas oficinas de los grandes bancos ingleses, a mí me parece una ciudad un tanto contradictoria: majestuosa y añeja, no hay más que mirar todos sus edificios del siglo XVIII, y por otra parte poder rodear la manzana, me parece acogedora al mismo tiempo.

Cuántos eventos han ocurrido a lo largo de la historia, ciudad de reyes y reinas, no se olvidan incluso de cómo nos ganaron en la Batalla de Trafalgar, y en cuya plaza nos mira de reojo el almirante Nelson, pero aquí, incipiente imperio de la Edad Moderna, no olvidemos que se engendró la Revolución Industrial, fruto del progreso, y al mismo tiempo ciudad de grandes inventos, recordemos a Edison, James Watt…

Ciudad de grandes museos por el contenido que encierran, donde aparecen todos los expolios de las grandes obras de todo el mundo, cuando visité El Partenón en Atenas me faltaba el Frontón que aquí pude completar como parte de la historia.

Green-Park y Hyde-Park nos devuelven el pulmón del progreso, un respiro de nuestra excursión por Londres, pensamiento de nuevos juegos cómo el cricket.

Yo no hago mención a Buckingham Palace porque la historia no lo hace un rey, la verdadera historia la genera la vida cotidiana de la gente de la calle, porque ellos sí que son quienes crean la moda y las costumbres, huella digital de un país, de una ciudad, de una forma de vivir.

Terminé este viaje, pero no sin antes darme un paseo por el Támesis, el corazón de Londres.

Sentía que me acogía y me miraba con sus ojos, su olor se me impregnaba y devolvía a la multitud esa gran diversidad que sólo una ciudad como Londres es capaz de irradiar.

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