jueves, 3 de diciembre de 2009

Diario: 3 de noviembre de 2009, por José López Villar


Imagen de Wikipedia.

Como todos los días, me levanté a las cuatro de la mañana para ir a trabajar. Me lavé la cara para despejarme un poco, me vestí y bebí un colacao. Bajé en el ascensor con mi padre y los dos, con cara de dormidos, nos montamos en la furgoneta. De camino a cargar los periódicos casi no hemos hablado, sólo se oían los ladridos de mi perra Kira.

A medio camino de nuestra ruta de reparto, paramos a desayunar. La dueña del bar es muy amiga de mi padre y hemos estado charlando un buen rato con ella mientras nos comíamos unos churros y nos bebíamos un café. Luego hemos dado una vuelta a Kira por el parque y hemos estado jugando con ella hasta que llegó la hora de recoger las devoluciones de ayer.

Sobre las ocho y cuarto llegué a casa, me di una ducha corriendo y me fui al colegio. Allí entregué los deberes de ayer y escuché las explicaciones del profesor. También apunté los deberes para mañana.

Vuelvo a casa, allí vivimos mi abuela, mi padre y yo. Esperé a que viniera mi novia de la universidad, que venía a comer con nosotros. Charlamos un rato sobre cómo nos había ido la mañana antes de poner la mesa. Mi abuela había preparado cocido, por cierto, el mejor cocido del mundo. Luego fuimos al piso de mi padre para que yo hiciera mis deberes y ella un trabajo sobre sistemas de partidos o algo así.

Más tarde vimos en Internet los horarios del cine y fuimos corriendo a ver la película Malditos Bastardos, porque a los dos nos gustan las películas de Tarantino. Después del cine cenamos en casa de mi novia mientras comentábamos la película, que nos ha encantado. Contamos a sus padres la película y han decidido ir a verla ellos también. Mientras charlábamos hemos cenado guisantes con jamón y gallo. 

A las once ya estaba agotado y me he vuelto a casa a dormir para coger fuerzas para trabajar mañana, mejor dicho, dentro de un rato.

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