martes, 17 de enero de 2012

La magia del saber, por Patricia Bonilla Hernández

Imagen de Wikipedia.

Erase una vez una niña de una ciudad no muy lejana; a esta niña le encantaba averiguar cosas, aprender, estudiar, no podía faltar a la escuela y cada vez que faltaba porque estuviese mala recuperaba todo lo perdido.

Así fue creciendo y pasó a su segunda etapa como estudiante. Esta niña ya se había convertido en una adolescente y empezó a cambiar su comportamiento, tanto a la hora de actuar como a la hora de los estudios, ya no le importaba faltar a clase, ni siquiera se preocupaba de cómo iba todo.

Un día habló con sus padres y les comentó que no quería seguir estudiando. Tanto sus padres como profesores intentaron todo, todo, pero fue imposible.

A partir de ese momento la niña se dedicaba a no hacer nada, así pasó dos años, sí, dos años de su vida perdida en su mundo interior. Hasta que un buen día sin saber por qué exactamente la niña habló con sus padres de nuevo y les comentó que estaba cansada de estar así, que la perdonaran, que quería ser alguien, que había tomado una decisión muy importante: retomar sus estudios. Sus padres estaban ilusionadísimos y cómo no, volvieron a creer en ella. Buscaron otro centro de estudios y lo encontraron. Aquel sitio era especial, era mágico, los profesores creían en las personas. La niña se sentía motivada, ilusionada, con ganas de comerse el mundo, de recuperar el tiempo perdido. Entonces la niña se propuso esforzarse, estudiar, conseguir y luchar por lo que siempre había soñado.

Y adivinó que el saber es mágico y lo mágico es saber.

(Historia basada en un hecho real)

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