jueves, 5 de noviembre de 2009

La vuelta al cole, por l@s alumn@s del Tramo I


Escuela de Summerhill. Imagen de Wikimedia.

Cuando vemos por televisión, allá por septiembre, los anuncios de la Vuelta al Cole, realizados casi siempre por algún gran almacén o alguna editorial de libros de texto, no podemos por menos que sonreír. Seguramente estos anunciantes no se imaginan que nosotras, personas mayores, bastante mayores, también esperamos ansiosas la vuelta al cole. Esperamos con impaciencia e ilusión (como niñas) volver a ver a nuestras compañeras, ver de nuevo a los maestros, volver a entrar en el colegio y en nuestra aula, volver a esa rutina diaria tan esperada de tener que levantarse ¡y tener que madrugar! para venir al cole. El colegio de adultos es para nosotras como una pomada que lo cura todo, hace que no nos duela nada para poder venir, hace que dejemos nuestras tristezas olvidadas, hace que se nos desate la lengua y hablemos y contemos nuestras cosas y nuestras anécdotas, hace que… Si los médicos supieran esto, seguro que más de uno se lo recetaría a sus pacientes; no conocemos ninguna medicina mejor, y además no tiene efectos secundarios. 

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