jueves, 13 de marzo de 2008

La mano y su lenguaje, por Lorenzo Martínez

Es algo a lo que nos aferramos al inicio de nuestra vida, cuando sujetos a ella, damos los primeros pasos vacilantes. Una mano que nos apoya y sujeta para seguir de pie, para hacer concha contra la nuestra y conducir nuestros titubeantes pasos, que son los primeros, pero no serán los últimos que conducirán.
Es la mano de la madre que está para protegernos, mano materna rodeando la nuestra hasta enseñarnos a escribir el nombre de las cosas, mano grande que cobija una pequeña, porque sabe que es algo suyo.
¡Cuánto amor pasa desde esa mano a la nuestra para ensayar los pasos que nos llevarán mas tarde a andar nuestro propio camino!
Esa mano que aprendió lo que es una caricia, sabrá ella y dará muchas al nuevo ser amado con quien compartirá los nuevos pasos que le llevarán por su vida en plenitud.
Esa mano que recibirá lo que su vida le depare y sabrá acunar, acariciar y secar sus lágrimas.
Esa mano de madre que enseñó a dar los primeros pasos al hijo, hoy la necesita ella para dar sus últimos pasos.
Esa mano que amortaja y despide a quien tanto ha querido y se va…
Ese lenguaje de la mano, parece el primero y el último gesto. Recibe la vida y la despide.

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