lunes, 16 de marzo de 2009

Amar o morir, por J. E.

Imagen de Wikipedia

Hoy, quiero escribir sobre la vida y sus maravillas. Cuando empezamos a dar los primeros pasos queremos ser dueños del mundo, tenemos ilusiones, grandes deseos, proyectos que con el paso del tiempo se van reforzando y siendo más sólidos. Esto lo conseguimos con nuestro esfuerzo y deseo, pero realmente alcanzaremos nuestro triunfo si tenemos cerca a aquellas personas que nos quieren y que nos dan ese ánimo que tanto necesitamos. Parece que aquellas personas se encuentran muy lejos o distantes, pero realmente las tenemos a un paso de nosotros. Son nuestros padres, amigos, vecinos e incluso desconocidos que por lo general nos desean el bien.

Todo nos puede pasar, al igual que un ecosistema donde habitan distintas especies grandiosas, estamos sujetos constantemente a cambios. La vida es así cada día, es un mundo, según como lo queramos mirar, lo que pasa es que no sabemos valorar esas pequeñas cosas que realmente nos hacen subsistir día a día. Por ejemplo, un día inesperado conocemos a una persona que nos hace cambiar totalmente nuestra forma de ver la vida.

Voy a relatar sobre una chica, una chica que ha sido muy decisiva en mi vida y en todo lo que me rodea. La conocí el 16 de febrero del año 2008, un día más en el que yo me iba a la discoteca a “guapear”. Ella salía y pasó caminando suave y dulcemente junto a mí, cruzamos miradas y yo al instante me acerqué a ella y le comencé a soltar mis más sinceras palabras e intenciones. Me sonrío y mientras estuvimos hablando yo le pregunté si quería que le acompañara, y ella sin ningún tipo de desconfianza me contestó que sí. Entre risas y caricias nos besamos. Todo ese día estuvo destinado a besarnos. Con el paso del tiempo nos conocíamos y salíamos cada vez más. Todas las veces que frecuentábamos eran maravillosas para mí, después de haber salido varios meses llegamos a conocernos muy intensamente y empezamos a querernos más y más.

Llegué a un momento cumbre en el que lo di todo y no me importaban los límites ni las barreras que hubiera. Yo era el único dueño de mis sentimientos y nadie me podría convencer de lo contrario, aquello era pura entrega y pasión.

Amar o morir, esa es la cuestión. Uno llega a amar tanto que sólo quiere puro y sincero amor. Y si no tiene ese instante, ese beso, ese momento en el que uno se une al otro y se entregan para así ser sólo uno, le falta la vida y prefiere la muerte si no tiene ese sentimiento. Comprendo que es una exageración pero esos momentos son inolvidables y sólo pasan una vez en la vida. Tendría que escribir miles y miles de páginas para poder explicar todo aquello que pasó entre los dos, todo lo que sentí y todo lo que siento.
Ahora, en la actualidad, ya no estamos juntos. Los motivos de nuestra ruptura fueron muy personales y prefiero no contarlos, pero no importa, uno sólo se queda con lo bueno y sigue adelante con su vida, y lo malo se queda atrás.

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