jueves, 3 de marzo de 2011

Calles sucias de Francia, por Jonathan Alonso García


Imagen de Wikipedia.

Serían las dos o las tres de la madrugada y hacía el típico frío de la ciudad.

Las noticias decían que había sido encontrado muerto en el salón de su casa con un balazo en la nuca un chico de 17 años años de rasgos árabes. Estos hechos han ocurrido en un barrio de la periferia de la ciudad.

Said era nuevo en el barrio y no tardó en juntarse con nosotros. Al poco tiempo nos contó que, en su país, sus amigos se dedicaban al atraco. Y consiguió meter en nuestras cabezas que esa iba a ser la forma de cumplir nuestros sueños.

A los dos meses ya estábamos planeando nuestro golpe. Habíamos ido a fichar varias casas de apuestas y un par de camiones de tabaco. Pero no estábamos muy convencidos, era la primera vez y faltaba sangre fría.

Una tarde en la que íbamos acompañando a Said a casa nos chocamos con un tipo muy extraño con un traje negro y una cicatriz en la cara que llevaba un maletín negro colgado de su mano como los de las películas. Y sin pensárselo le asestó un golpe en la nuca que hubiera tumbado al más fuerte.

A Said lo encontraron muerto a las tres semanas en el piso en que estaba viviendo con su padre. El hombre al que mató se trataba de un simple mensajero de la mafia que tenía que vender armas a traficantes. Y esas armas nunca llegaron, ya que no pudimos abrir el maletín que llevaba y del miedo lo tiramos al primer contenedor que vimos.

Nunca íbamos a imaginar que nos veríamos metidos en una historia de mafia y traficantes en la que moriría un gran amigo.

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