jueves, 24 de marzo de 2011

Las tinajas, por Concepción Blanco Engenios

Imagen de Wikimedia.

Había una vez un hombre que para transportar agua a su casa tenía que recorrer un buen camino. Lo hacía muy contento con su burro y, a ambos lados del burro, sus dos tinajas.

Una de las tinajas ya estaba muy usada y tenía bastantes grietas, la otra estaba totalmente nueva. Por el lado de la más vieja, siempre dejaba un reguero de agua y llegaba a su casa con la mitad del agua.

—Ya es hora de cambiar la tinaja vieja que llevas, se derrama mucha agua y luego nos falta para beber —le dijo un día su mujer.

—¿Tú no has pensado de dónde te traigo las rosas, las legumbres y las hortalizas? — le respondió el marido.

La mujer se quedó pensativa, pues no sabía de dónde se las traía.

—Hace tiempo que me había dado cuenta de que cuando vengo a casa dejo un reguero de agua por el camino —le continúo diciendo su marido—, por lo que decidí sembrar rosas, legumbres y hortalizas en el reguero. Así, cada día, al pasar por el camino, la vieja tinaja las riega.

—Tienes razón —le dijo su esposa—, aunque la tinaja es vieja sirve para otras cosas.

Moraleja: cuando nos hacemos mayores tenemos otras habilidades que podemos aportar al mundo y a nosotros mismos.

No hay comentarios: