lunes, 28 de marzo de 2011

El conductor, por José Luis Gómez Alonso

Imagen de Wikimedia.

Estaban unos amigos en una carretera de mediana velocidad conduciendo su coche cuando, de repente, observó como otro coche que venía en sentido contrario al suyo le hacía señales raras y sorprendentes. Les gritó varias palabras por la ventanilla, pero no se entendieron todas. La que sonó más claramente fue la palabra “¡cerdos!”.

Entonces, los que iban en el coche se sintieron ofendidos e incluso querían perseguir al que les había gritado y hecho gestos extraños. Cuando se serenaron, prosiguieron la misma ruta, no sin cierta molestia, comentando que la gente estaba muy agresiva, inclusive ellos mismos, que aumentaron la velocidad por la ira que todavía sentían.

A los pocos kilómetros de recorrido, se encontraron con centenares de cerdos salvajes que estaban invadiendo la carretera y que habían provocado un montón de accidentes. Incluso estaban atacando a las personas accidentadas que se encontraban fuera de sus coches. Apenas les dio tiempo para frenar, retroceder y escapar del peligro para ir a pedir ayuda.

Nunca ayudes de manera incompleta. Si no vas a ayudar completamente, no lo hagas.

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